
Nueva York (AFP) – Cuando a mediados de mayo la dueña de la residencia compartida por la de España Paula Sevilla y dos compañeros en Brooklyn desde hace 3 años anunció que se quedaba el treinta.
Después de un par de meses de busca, treinta visitas y mucho agobio, hallaron un piso de dos habitaciones de $ tres con cero solo para ellos dos. Tras muchas idas y venidas, podrían haberse quedado en el viejo no lejísimos del nuevo mas pagaron $800 más, $4,800 al mes.
Según el portal inmobiliario StreetEasy.com, los alquileres en la ciudad de Nueva York subieron un veinte con cuatro% solo en el segundo trimestre de dos mil veintidos.
Y las colas para los demandantes son considerablemente más largas que hace unos meses.
«Una vez perdimos un piso pues mandamos la petición con 4 minutos de retraso», cuenta a la AFP descreído el joven de veintiseis años.
A veces, llegar primero o aun ofrecer más dinero del que solicitan los dueños (habitualmente, grandes corporaciones o fondos mutuos, en especial en Manhattan) no basta para firmar un contrato de alquiler.
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Los requisitos para una renta son draconianos: ganar un sueldo anual de cuarenta veces la renta mensual, tener una calificación crediticia impecable, presentar las dos últimas declaraciones de impuestos y extractos bancarios.
Con un sueldo de setenta y cinco dólares americanos al año, «el promedio de una familia en esta urbe», afirma, Sevilla no podría haber alquilado su nuevo piso por su cuenta.
Además, acostumbra a haber una comisión del quince% de la renta anual al agente inmobiliario.
«Demasiados clientes del servicio y pocos pisos», resume a la AFP, apabullado por el agente inmobiliario Miguel Urbina, la actual situación del mercado neoyorkino, que padece las consecuencias de la Covid-diecinueve.
Muchas de las trescientos treinta y seis mil personas que escaparon de la urbe a lo largo de lo peor de la pandemia están de regreso.
Asimismo, la llegada de nuevos residentes atraídos por la vida cultural, gastronómica y social de la ciudad de Nueva York, como la calidad de las escuelas o la instalación de empresas tecnológicas que ofrecen buenos sueldos y beneficios habitacionales, asimismo asisten a estimular un mercado que ha sido crónicamente Faltan pisos, explica a la AFP Gea Elika, dueña de la agencia Elika Real Estate.
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Los contratos de alquiler firmados en dos mil veinte y dos mil veintiuno, que ofrecían desprendidos descuentos, se están examinando en alza, expulsando a una tercera parte de los inquilinos (treinta y cuatro %) que no pueden abonar los incrementos, conforme StreetEasy.
Asimismo, en el primer mes del verano, un panel designado por el regidor de la ciudad de Nueva York aprobó un incremento del tres con veinticinco % para los contratos de un año y del cinco % para los contratos de un par de años para un millón de pisos con renta controlada, muy frecuentemente ocupados por familias con recursos más limitados. El mayor incremento en prácticamente una década.
– «Pesada carga para las familias» –
Las familias de Manhattan gastan el cincuenta y cinco % de sus ingresos en residencia, las de Brooklyn el sesenta % y las de Queens el cuarenta y tres %, conforme un informe de StreetEasy, cuyo autor Kenny Lee apunta que el alquiler se está “convirtiendo en una carga financiera” para las familias.
El alquiler promedio de un departamento de una habitación en Manhattan es de $5,000, recuerda Elika. En la urbe de los contrastes, ciertas agencias en la Quinta Avenida en frente de Central Park ofrecen alquileres por hasta $140,000 al mes.
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Los altos costos están empujando a familias de clase media o jóvenes académicos como Paula Sevilla a buscar residencia en distritos ya antes habitados por inmigrantes latinos o afroamericanos en un proceso implacable de elitización.
“Nadie previó lo que iba a pasar”, afirma Elika, quien acepta que “siempre ha habido escasez de residencias, mas ahora el inconveniente se ha agudizado”.
Según un informe del conjunto de investigación Up For Growth, con sede en Washington, el área metropolitana de la ciudad de Nueva York precisaba trescientos cuarenta cero residencias en dos mil diecinueve.
El incremento de las tasas de interés para combatir el incremento de la inflación amenaza con empeorar la crisis, ya que los posibles compradores ahora escogen arrendar en un mercado que ya está «combatiendo debido a una oferta históricamente baja», advierte Kenny Lee.
Las limitaciones desde mil novecientos sesenta y uno para limitar el tamaño de las construcciones en ciertas áreas y desanimar la construcción nueva en muchos vecindarios, el costo de la construcción, la carencia de residencia pública y la incapacidad del gobierno estatal y local para localizar soluciones viables a este inconveniente explican presiones poco a poco más apremiantes en una gran parte de la crisis actual, particularmente en Manhattan, pese al apogeo de la construcción de rascacielos en altura en los últimos tiempos, si bien muchos están destinados a residencias de gran lujo o fines de tipo comercial.
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Grúas y desarrollos de gran altura salpican el paisaje a los dos lados de los ríos East y Hudson en Brooklyn y Queens, como en Nueva Suéter, mas los agentes encuestados no aguardan que los costos bajen en un corto plazo.
© dos mil veintidos AFP